Es un bizcocho exquisito, muy rápido de hacer y queda super tierno. Una de las formas de servirlo es como la que se ve en la foto: un glaseado de limón, o bien de naranja. Otra forma es cortando porciones finas y acompañándolo con una bola de helado de vainilla.
Ingredientes
3 huevos
1 yogur natural
1 medida de yogur de leche condensada
1/2 medida de yogur de azúcar
2 medidas de yogur de harina común
1 medida de yogur de copos de avena
50 g de mantequilla
1 sobre de polvo de hornear
Batimos la mantequilla a temperatura ambiente con el azúcar. Cuando esté cremosa añadimos las yemas una a una. Luego agregamos el yogur y la leche condensada. Una vez que esté todo integrado incorporamos la harina tamizada con el polvo de hornear y la avena. Batimos hasta formar una pasta homogénea.
Montamos las claras a punto de nieve. Las incorporamos a la mezcla anterior con movimientos envolventes. Vertemos la mezcla en un molde enmantecado y enharinado. Horneamos en horno precalentado a 180ºC durante unos 40 minutos.
Como veis queda muy esponjoso, así que no es válido para forrar con fondant o ponerle mucho peso encima. Lo único que os puedo asegurar es que desaparece!
No hay comentarios:
Publicar un comentario