Masitas, paste de te, galletas, las podemos llamar de mil maneras, pero lo único que nos debería importar es que están buenísimas!
Son fáciles de hacer, se cocinan rápido, salen muchas galletas con éstas cantidades, se conservan genial durante muchos días, y valen para toda clase de decoración, ya sea con glasé, chocolate o fondant, todo depende de nuestra imaginación.
Ingredientes
500 g de harina
300 g de mantequilla
150 g de azúcar
3 yemas
1 huevo
2 cucharaditas de polvo de hornear
esencia de vainilla
Sacamos la mantequilla de la nevera y la dejamos que se ponga a temperatura ambiente. Cuando adquiera la consistencia de una pomada, agregamos el azúcar y mezclamos bien. Añadimos las yemas una a una, mezclando entre cada una, y en último lugar el huevo entero. Echamos una cucharadita de esencia de vainilla.
Tamizamos la harina con el polvo de hornear. Vamos agregando la harina a la preparación anterior, hasta lograr una masa homogénea. Envolvemos en papel film y llevamos a la nevera durante 15 minutos.
Precalentamos el horno a 180º. Estiramos la masa de un grosor de 5 mm aproximadamente con un rodillo (dividir la masa en pequeños bollos e ir estirando cada bollito de a vez, porque la cantidad de masa es mucha para hacerlo de una vez). Cortamos con cortapastas o si no disponemos de ellos, con un vaso.
Colocamos las pastas en una bandeja de horno enmantecada y enharinada, o forrada con papel de horno (la segunda opción es mas cómoda). Las metemos en el horno hasta que doren, unos 15 minutos. Estar atentos porque se hacen muy rápido. Si las queréis hacer mas finas, debéis reducir el tiempo en el horno.
Para decorar hay que dejarlas enfriar por completo. Para conservarlas bien, deben guardarse en un tupper que cierre hermético.
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