Este es definitivamente un sabor que me vuelve loca, es suave, no empalaga y es buen amigo de cualquier acompañamiento, ya sea con galletas, frutas, sirope, frutos secos...le pega todo!!! 100 % recomendado.
Ingredientes
rinde aproximadamente 1 litro
1 paquete de galletas tipo maría.
5 yemas de huevo
150 de azúcar
400 ml de leche
400 ml de nata
Os recomiendo que uséis las galletas maría de toda la vida, porque la diferencia de sabor es notoria al compararla con otras marcas.
Molemos las galletas hasta que quede un polvo fino. Agregamos la leche y batimos bien hasta formar una crema homogénea. Reservamos.
Se baten las yemas con el azúcar hasta que blanqueen y dupliquen su volumen.
En una olla ponemos la crema de galletas y las yemas azucaras. Calentamos a fuego lento durante unos 15 minutos, hasta que espese. Retiramos y dejamos que enfríe completamente.
Montamos la nata y la agregamos a la preparación anterior.
Si tenéis heladera debéis seguir las instrucciones del fabricante. Ponemos la crema en un bol con tapa y lo metemos en el congelador. A la media hora lo sacamos y revolvemos para evitar que cristalice. El proceso se repite durante 3 horas. Si el congelador está a una temperatura alta (-18º por ejemplo) se puede revolver cada hora durante tres horas.
A mi me gusta mucho como combina este sabor con fruta, en especial con fresas, que le aporta un toque ácido y fresco.
Otra opción para los mas golosos, es acompañarlos de merenguitos. Se pueden poner enteros o triturarlos y espolvorearlo sobre el helado como un crocante.
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